(Nelson Ventura- Diciembre 2021) Abraham Quiñones Santaella es un ayacuchano de pura cepa, no dudó en atender nuestra entrevista que dedicó a las penurias que pasan los artistas plásticos en Amazonas. “Desde niño me gustó la pintura”, comenzó entusiastamente la conversación, “nací para pintor. Comencé a pintar con Alirio Arvelo, conectado con el Centro “Alirio Rodríguez”, allí recibimos las primeras orientaciones, aprendimos la técnica de Marcos Testamark. He vendido cuadros casa por casa a mucha gente”.
Cuando le preguntamos por su estilo Quiñones se inspiró: “somos pintores ingenuos porque aprendimos de la naturaleza y con ella convivimos, pero la casa de los pintores de Amazonas desapareció totalmente”.
Recordó que en Amazonas existe más o menos unos 60 pintores, de los cuales unos 20 se encuentran activos, casi todos mayores de sesenta años. Criticó que haya desaparecido de los anaqueles la pintura en óleo que no se consigue en ninguna parte, hizo un llamado para que el gobierno las importe desde China. Reflexionó que los artistas de las artes plásticas deberían ser motivados por el gobierno. Y recordó que la última exposición en la Casa Amarilla fue hace diez años.
Para Abraham, lo que más le inspira es el paisaje amazónico. “Somos paisajistas. Los muchachos en los barrios necesitan aprender a pintar. El gobierno debería promover cursos, hasta ahora es poco lo que podemos enseñar”, expresó Quiñones.
Considera que la pintura es un relajante psicológico porque uno se siente que se suma a la sociedad; “cuando no te expresas sientes que estás fuera. Toda mi familia le gusta el arte y la artesanía”, afirmó.
Al referirse a las penurias que padecen los artistas amazonenses expresó que “nuestro arte cuenta con el trueque para sobrevivir. El bono de los artistas es como un fantasma, ni se ve, no alcanza ni para un pincel pequeño. Al gobierno que ya tiene más de 20 años le pido que nos tome en cuenta”, finalizó.