José M@ Ventura
En la historia del periodismo amazonense tenemos que gracias al empuje, coraje y decisión de Marcelino Bueno, el Amazonas venezolano en el siglo XIX, recibió dos imprentas en las que se daría inicio al periodismo escrito en nuestra tierra. Sin embargo, como lo describe el poeta Luis Alberto Crespo, “cuando al fin la trajeron a lomo de bestia por los andurriales de la selva (…) el contentamiento debió ser mucho y bastante como las lluvias selváticas; sólo que pronto derivó en descampado desconsuelo: la maquinaria llegó inservible, embrollada basura de hierro y aceite”. Las dos imprentas llegaron oxidadas a su destino. “Ambas se perdieron dolorosamente, sin prestar servicios por el abandono reprochable de los gobernadores de entonces”, recriminaba Marcelino Bueno. Lo cierto es que en 1885 llegó una imprenta a Maroa, llevada hasta allí por Manuel Martel Carrión quien gobernaba para ese entonces. El señor Juan Vicente Catarini, quien había llegado a Maroa en 1874, como el técnico que habría de manejar la imprenta, es el personaje que imprime el primer trabajo en la imprenta: una hojita de prueba donde anunciaba la “Inauguración de la imprenta del Territorio Amazonas”; igualmente imprimió dos hojitas volantes, las cuales eran una proclama del golpista Cándido García, quien se había enfrentado al gobernador Manuel María Moreno en 1886; había enviado a prisión al general José Ignacio Pulido y destruidos los negocios del comerciante y político Andrés Level Gutiérrez. Juan Vicente Catarini es el primer tipógrafo (montador de tipos móviles y diagramador) que llega a las selvas amazónicas para trabajar la imprenta. Estuvo doce años, desde su llegada, deambulando por la selva, nos lo imaginamos pescando y cazando para buscar el sustento diario y aburrido, tragándose sus conocimientos de impresor.